Cómo afecta el confinamiento a mi impresora
A estas alturas son ya muchos los días (muchísimos, diría yo) que han pasado desde que abandonamos nuestros equipos, impresoras, fotocopiadoras, escáneres, etc., al cerrar la oficina por culpa de esta pesadilla que nos ha trastocado toda la rutina, esa de la que nos quejábamos a diario.
Esta inactividad obligada de los que hasta ahora eran nuestros colaboradores más cercanos para desempeñar las funciones diarias, seguramente hará que al volver a ponerlos en marcha se resientan y pasen por una fase de vuelta progresiva a la normalidad, durante la cual tendremos que soportar problemas como atascos de papel, impresiones con calidad deficiente, ruidos, etc.
Seguramente esto es algo que ya nos ha pasado en otros periodos de inactividad, como vacaciones, mudanzas, etc., pero en esta ocasión, por desgracia, se han acumulado muchas más horas sin funcionar.
Cómo afrontar el desconfinamiento de nuestro equipo de impresión
Una vez puestos en situación, seria conveniente tener en cuenta una serie de cuestiones para reanudar su funcionalidad en las mejores condiciones:
- Como primer punto, atendiendo a las razones que han provocado toda esta situación, es imprescindible recomendar, con los equipos todavía apagados, una limpieza de los elementos de manipulación y uso más frecuente de los mismos, tales como pantallas táctiles, teclados, paneles de control, manetas de acceso a puertas y bandejas, etc., para eliminar cualquier posible resto del puñetero virus que nos acompaña últimamente.
- En segundo lugar, el aspecto más importante a tener en cuenta se llama paciencia, sobre todo si se trata de equipos con algunos años, ya que si su funcionamiento era normal antes de todo esto será paulatina su recuperación pero dándoles varias oportunidades.
- En el siguiente punto hay que tener en cuenta que son muchos los equipos que no se apagaban nunca del todo (casi siempre están en standby) y sus circuitos se deterioran por la mencionada falta de funcionamiento, por lo que podría darse el caso que en un primer intento ni tan siquiera se enciendan. Pero salvo que el daño en los mismos haga imprescindible su reparación, un par de intentos más, en ocasiones, da lugar a que se recuperen lentamente y vuelvan a la actividad.
- A continuación, una vez desinfectados y puestos en marcha de nuevo, pasamos a los sonidos anómalos provocados por el giro de engranajes, ventiladores, motores, etc., de los que están compuestos y que, si las condiciones ambientales y de conservación son las adecuadas, irán desapareciendo poco a poco. Aunque no es descartable una revisión por el servicio técnico correspondiente si estos no desaparecen después de un plazo de tiempo no demasiado largo ya que podría ser peor el remedio que la enfermedad.
- Seguidamente para continuar en este proceso es importante proceder en impresoras y dispositivos multifunción láser de sobremesa a sacar el cartucho de impresión y removerlo ligeramente (ya que aunque suelen tener batidores internos, así facilitamos que el tóner, que haya en su interior deje de estar apelmazado, si así fuera, lo antes posible), y en el caso de las impresoras de inyección de tinta realizar una limpieza de cabezales siguiendo las instrucciones del fabricante del equipo, con el objeto, en ambos casos, de que las primeras impresiones tengan una calidad adecuada.
- Asimismo y relacionado también con el punto anterior, es más que recomendable sustituir el papel que quedó cargado en ellos porque su deterioro, aunque no sea aparente, es casi seguro y nos va a generar atascos que no facilitarán en ningún caso la recuperación del normal funcionamiento. Hay que tener en cuenta en este mismo apartado que la falta de giro de los rodillos de alimentación y transporte suele provocar algo de deformación en los mismos y, por tanto, las primeras vueltas no suelen ser todo lo efectivas que debieran y un papel en las mejores condiciones posibles es la aportación necesaria para intentar compensarlo.
Finalmente, si nuestra impresora, fotocopiadora, etc., es relativamente nueva, todo lo relacionado anteriormente casi no tendrá efecto alguno en la, tan deseada, vuelta a la actividad en nuestro centro de trabajo.
Pero si estamos en la situación opuesta, es decir, nuestros equipos llevan ya algunos años a nuestro servicio, probablemente sea el momento de ponernos en manos de un profesional de confianza para valorar si se puede seguir contando con ellos o hay que sustituirlos .